Estamos en mayo de 2024 y se está cumpliendo un año desde que participamos en el servicio de cocina del Encuentro 169 de EPJ. A un año de ese servicio, esta es una pequeña reflexión acerca de lo que significó.
Primero, ¿por qué a nosotros?. Todos nos preguntamos: ¿por qué a mí?. Tuvimos 3 meses de preparación para los 4 días del encuentro, y sé que poco a poco, cada uno fue respondiendo esa pregunta. Es una alegría saber que todos dimos un SÍ que nos llevó a acercarnos a Dios, servir a los demás, trabajar en silencio y formar una amistad centrada en Dios y la Virgen María.
El servicio requirió nuestro esfuerzo y sacrificio. Cada uno dio lo mejor de sí para lograrlo y nunca estuvimos solos. Tuvimos a la Virgencita con nosotros todo el tiempo, dándonos la inspiración y fuerza necesaria para seguir.
Es increíble pensar en todas las cosas que pasaron en 3 meses. Nos conocimos, preparamos, reflexionamos y forjamos una gran amistad. Todos son excelentes seres humanos, profesionales y qué dicha ahora llamarlos: amigos.
Le agradezco mucho a Dios por el gran equipo que formamos y por darnos siempre el empuje para cumplir la misión que nos fue encomendada. Qué bonito el hecho de llevarnos bien desde el principio y congeniar tan bien. Le agradezco a Dios por todos y por los talentos que cada uno compartió. Aprendí muchísimo de cada uno. Les agradezco el haber estado en todo momento, el habernos apoyado todo el tiempo y el haber compartido tanto de nuestra vida. Nos escuchamos, ayudamos y levantamos cuando sentíamos que no podíamos. Los admiro mucho y los quiero un montón.
En una nota más personal, Dios sabía muy bien cuánto necesitaba este servicio. Necesitaba salir y hacer más, no para mí sino para los demás. Como dice la Chi, recordé que "vine a servir y no a ser servida".
Fue una gran experiencia, compartida con el mejor equipo, siempre de la mano de la Virgencita.
Gracias por todo y por tanto.
❤️✨
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